28 ene 2012

Tocado por el destino

Esta semana FOX estrenó con mucho éxito la nueva serie de Kiefer Sutherland, Touch, y lo cierto es que no me sorprende en absoluto sus cifras ya que a pesar de desconocer totalmente el argumento de la serie tengo que reconocer que me ha atrapado desde su maravilloso inicio.
Para los que fueran tan a ciegas como yo, deciros que la serie trata sobre Jake, un niño que tiene la capacidad de ver las lineas que unen a los individuos, y a través de ellas, con secuencias numéricas es capaz de predecir por donde se desarrollará tanto el pasado como el presente y el futuro. Este don viene acompañado de un serio problema, ya que el muchacho padece autismo, en un grado en el que no se comunica con nadie por medio de las palabras (no porque no pueda, sino porque considera que no tiene nada importante que decir). Es aqui donde entra en escena Martin, su padre, quien trata por todos los medios de interactuar con su hijo, de descifrar que pasa por su mente y porqué se comporta como lo hace, sin éxito alguno.
Ante las constantes crisis de Jake, interviene Clea, una asistente social que se lo llevará a un centro donde pueda recibir el tratamiento que requiere.

Es entonces, al estar separados, cuando Martin se da cuenta de lo que su hijo le quiere transmitir mediante la constante repetición de 3:18: es la hora a la que debe estar en la estación para impedir que un hombre coja un tren, para que de este modo pueda estar en el momento indicado para salvar la vida de unos niños que sufren un accidente de autobús.
Por fin Martin es capaz de entender a su hijo, y por tanto de comunicarse con él, aunque sea por medio de secuencias numéricas.

Pero la serie no solo nos muestra la difícil relación padre-hijo, sino que lo acompaña con la demostración de cómo todos estamos interconectados, de cómo cada acción tiene su reacción y de cómo lo que sucede en la otra punta del mundo puede tener sus consecuencias aquí.
En este primer episodio vemos como un móvil perdido puede lograr alzar al estrellato a una persona, o como puede llegar a salvarle la vida a un niño-bomba. Vale que no debemos preguntarnos por la duración de la batería de ese smartphone si queremos creernos la historia, y de que igual no es muy verosímil, pero lo importante es que la historia consigue atraparnos e incluso emocionarnos por momentos (preciosa la escena de las fotografías transmitidas en pantalla gigante).
El peligro que le veo es ser capaz de mantener el relato más allá de este piloto. Se ha quemado pronto el cartucho del abrazo padre-hijo, pero esto no impide que los avances en su relación no puedan dejarnos muy grandes momentos, lo que más me preocupa son esas historias paralelas interconectadas, ya que tienen mucho peso en el metraje y si no están bien contadas o carecen de interés y emoción pueden hacer de cada episodio un auténtico tostón.

En cualquier caso, por el momento se ha ganado un voto de confianza, ya que para mi ha sido el mejor estreno de midseason, aunque el hecho de que me acercase a ella sin expectativas pueda haber jugado muy a su favor (al contrario de lo que me sucedió con Smash, de la que ya hablaremos por aquí un poco más adelante).

1 comentarios:

Fon dijo...

Fue un Piloto la mar de interesante...y la escena de las fotos en Tokyo me pareció también preciosa. Pero el Piloto jugó mucho con la baza del sentimentalismo, ¿será una constante durante su primera temporada? ¿tendrán los episodios la misma estructura? ¿Volverá a enfrentarse Jack Bauer al Hombre de Negro? ¿Por qué no estrenará FOX el segundo episodio hasta marzo?

Sea cual sea la respuesta a todas las preguntas, el Piloto me convenció, y contarán conmigo para el resto de la temporada. Y eso que el niño se me hizo muy odioso (algo que no hizo Max en Parenthood hasta hace bien poco).

9 de febrero de 2012, 21:54